viernes, 8 de agosto de 2008

My God is mighty to save.



"Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en Él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.

Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste" (Daniel 3, 28-29).

La historia viene así, Nabucodonosor -rey de Babilonia- hizo construir una estatua suya y dictó decreto donde se obligaba a todos a adorar la imagen en el momento en que se diera la señal. Estos tres muchachos, eran parte de los miles de cautivos de los hijos de Israel que habían sido traídos entre el 605 y el 582 a. C. Fueron justamente ellos quienes se negaron a adorar esa estatua de oro y se dispusieron a sufrir el castigo por tal desobediencia.

"Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado" (Daniel 3, 16-18)

Los arrojaron al horno de fuego (una práctica muy común en aquella Babilonia).

"Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo" (Daniel 3, 21).

La historia narra que Dios estaba con ellos dentro del horno de fuego ardiendo (Daniel 3, 24-25) y que cuando los sacaron de allí, el fuego no había tenido poder sobre ellos, ni sus vestidos. Fue la prueba contundente que hizo a Nabucodonosor publicar el edicto con que comienza este mensaje hoy.

"por cuanto no hay dios que pueda librar como éste"

Desde hoy, cuando te enfrentes a dificultades de las que cotidianamente te toca enfrentar (compañeros de trabajo, jefes, sueldo vs deudas, etc) acordate de este pasaje bíblico. Eran tiempos muy duros, donde la vida de los esclavos no valía nada... hoy estamos en otro tiempo, no tan duro ni tan blando... simplemente otro tiempo. Ya no seremos arrojados al horno de fuego ardiendo literalmente, pero podemos ser escarnecidos y humillados por quienes nos rodean.

¿Tenés problemas? Vos tranquilo, si tu Dios es el mismo Dios que el mío... Mi Dios es poderoso para salvar.

Y nunca llega tarde (palabras de mi amiga Margarita).

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