viernes, 27 de junio de 2008

Del perdón...

Dice el profeta en Joel 2, 28-29


"28Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días."


En cierta ocasión un pastor predicó esta enseñanza en la iglesia donde me estoy congregando junto a mi esposa. Lo que me llamó la atención fue que muchos de los presentes ese día, se sabían este pasaje de memoria. Aferrados a las promesas de Dios.

A todos, el pastor Héctor, los aterrizó diciendo lo siguiente:



Pero antes (recuerde que comienza con “y después de esto …”).


"12Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. 14¿Quién sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es, ofrenda y libación para Jehová vuestro Dios? 15Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. 16Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. 17Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? 18Y Jehová, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. (Joel 2, 12-18)"




Es claro, no hay posibilidad de perdón sin arrepentimiento. Y como Dios ve en nuestro interior… nuestro arrepentimiento debe de ser justamente desde el corazón.

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