sábado, 25 de octubre de 2008

PARA PENSAR...

Es curiosa la sencillez sabia de los niños. Si le das a un niño un dulce... por lo general se lo comerá, porque le agrada... y si le das una medicina... es muy posible que tengas que convencerlo que se la tome, precisamente porque las medicinas no siempre saben de manera agradable.

Otro ejemplo, mi sobrino Julián pertenece a un grupo musical cristiano llamado "Ekklesia". Cierto sábado por la tarde yo le pedí si podía hacerme el favor de llevarme donde un cliente, y bueno... el viaje estuvo demorado por un trancón muy grande. Y a Julián se le hizo tarde para asistir al ensayo con sus compañeros, es más... el culto donde ellos tocan comenzaba a las 5 de la tarde y él definitivamente llegaría sobre la hora de comienzo del culto. Se la bancó como un señor, y desde su celular hizo unas cuantas llamadas telefónicas para avisar que lo cubrieran por si no llegaba a tiempo.

Me quedó grabado en la mente su esfuerzo por no fallarle a sus compañeros ni a su comunidad.Y entonces pensé en cierto grupo musical de una iglesia que conozco, a cuyos miembros les tienen que hacer cumplir un reglamento y la pena por no cumplir ese reglamento de asistencia a los ensayos es precisamente, no cantar.

Digo, si Julián con sus 20 años puede ser responsable por él mismo y no por un reglamento... algo no está funcionando del todo bien en el otro grupo que acabo de mencionar.

Creo que ustedes están de acuerdo conmigo en mi razonamiento.

"Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas" (Mateo 23, 4)

Porfis... que alguien despierte a los líderes aludidos en esta publicación.

El hombre que cayó en un hoyo